Mensajes de diversas orígenes

 

miércoles, 15 de enero de 2025

No dejéis que vuestros corazones se conviertan en áridos desiertos, atesorad las cosas de Dios, alimentaos con ellas

Mensaje de la Inmaculada Madre María a Angélica en Vicenza, Italia, el 12 de enero de 2025

 

Queridos hijos, la Inmaculada Madre María, Madre de todos los Pueblos, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Reina de los Ángeles, Rescatadora de los Pecadores y Madre Misericordiosa de todos los hijos de la tierra, mirad, hijos míos, también hoy viene a vosotros para amaros y bendeciros.

Hijos míos, pueblos todos, ¿no oís a la reina de las almas cuánto se lamenta? ¿Cómo no oís el lamento del alma? Porque estáis atrapados en mil vicisitudes y no tenéis tiempo de escucharos a vosotros mismos. El alma se lamenta porque las Cosas de Dios escasean, y cuando las Cosas de Dios escasean para el alma, el alma se adormece, se enfría, se queja y protesta.

Decid, niños: «Vosotros, ¿qué hacéis?». No hacéis nada porque no lo habéis oído. ¡Pobre alma y que Dios Padre sabe bien cuándo abundar en ella toda Su divina gracia!

Pensad que si esto no ocurriera, ¿qué seríais? ¡Pobres niños! ¡Qué hambre de Dios, qué desolación!

Hijos, aprended a escucharos a vosotros mismos, pues escuchándoos a vosotros mismos, escucháis a vuestras almas. No dejéis que vuestros corazones se conviertan en áridos desiertos, atesorad las Cosas de Dios, alimentaos de ellas. ¡Oh, qué néctar, hijos Míos, un néctar consolador!

No comprendéis que a causa de tanta esterilidad en el corazón, éste también arde y vosotros continuáis impertérritos como si no pasara nada. Pedid ayuda a Dios Padre Celestial, para que os convirtáis en hijos oyentes de vosotros mismos, que vuestros corazones y vuestras almas se nutran bien de las Cosas de Dios, pues las Cosas de Dios son inherentes a vosotros. Si no hay Cosas de Dios, es como un coche que no tiene combustible, pero con una diferencia: ¡vuestros corazones serán áridos desiertos y ya no hablarán de amor!

Alabad al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Hijos, la Madre María os ha visto a todos y os ha amado a todos desde lo más profundo de Su Corazón.

Yo os bendigo.

¡Rezad, Rezad, Rezad!

Nuestra Señora Estaba Vestida De Blanco Con Un Manto Celestial, Sobre Su Cabeza Llevaba La Corona De Doce Estrellas, Y Bajo Sus Pies Había Un Oasis De Palmeras Con Ovejas Y Camellos.

Origen: ➥ www.MadonnaDellaRoccia.com

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